Pensar por montaje
¿Qué sucedería al visibilizar estos procesos? ¿Cómo habitar las formas abiertas? ¿Qué formas de conocimiento producen estas herramientas de visualización lejanas al texto lineal? ¿Qué implicaciones tendría en la academia la normalización de este tipo de herramientas? ¿Podría acaso sostenerlas?

El exceso y el atasco en el centro
Asemias, rodeos y vacíos
“El sentido tejido por las palabras o las frases constituyen el soporte necesario para que aparezca, repentina como el relámpago, la semejanza”.[1]
[1] Didi-Huberman, 17.
"Se fundaban en sutilezas que no eran susceptibles de formalización, que muy a menudo ni siquiera eran traducibles verbalmente. (…) todas ellas nacían de la experiencia, de la experiencia concreta. Este carácter concreto constituía la fuerza de tal tipo de saber, y también su límite, es decir la incapacidad de servirse del instrumento poderoso y terrible de la abstracción”
Carlo Ginzburg, 1989, p.155

"¿Qué sucede cuando escuchas mucho tiempo algo que no entiendes? ¿qué sucede cuando lo que escuchas es inasumible? (...) Me gustaba imaginar esos contenidos ocupando el espacio que había entre nosotros, flotando entre nosotros. Escuchar algo, leer algo, activarlo al lanzarlo a un espacio colectivo.”
Euba en Badiola et al., 2012, p.272
Bibliografiar las formas del texto
Cuando adjudicamos al arte un modo de conocimiento concebido como un saber fundado –aunque sea presuntamente- en un método o sistema razonable –demostrativo-, al hacerlo eliminamos de un plumazo toda posibilidad de mediación artística, en especial el carácter radical y necesariamente procesual de la experiencia que le es propia: a saber, el hecho de que su sentido no descansa en unos supuestos predicados artísticos –comunicables-, sino en aquello que ocurra en el proceso de su propio acontecer, en aquello que toda obra sólo puede mostrar o dar a conocer en acto.
Mostrar y demostrar, José Díaz Cuyás, 2012
Una invitación a dejar los procesos verse, a darlos cabida, a ocupar un lugar entre muchas otras investigaciones